Los intocables

Jessica, Jonathan, Nadia, Sebastián y Juan de a poco se van convirtiendo en los personajes fuertes del juego. De una u otra manera ellos se las arreglan para mantener fluida la relación con el resto y así evitan recibir los votos de sus compañeros. Son, por ahora, los dueños de la casa.

En la casa no todos tienen el mismo rango. Ya se sabe que los líderes que se exponen demasiado el precio de manera rápida y concluyen. Eso ya lo aprendieron Vanina en su momento y luego Damián.

El que asoma demasiado la cabeza o de alguna manera sobresale en demasía al final termina con los pies fuera de la casa.

Sin embargo hay 5 participantes que ya echaron raíces en el hogar de la ley, y se hacen candidatos fuertes a llegar a las últimas instancias, por juego, por estrategias, por personalidad e incluso por la simpatía que todos intuyen que pueden tener puertas afuera de la casa.

Es indudable que en un plano similar se ubican Jessica, Sebastián y Juan. Cada uno con diferencias encarnan el jugador leal, sincero, frontal y justo.

Jessica es la más aniñada y juguetona, Sebastián el chico gay, reflexivo y a veces incisivo, y Juan el bonachón, el tímido, el tipo con el cual siempre se puede confiar.

Así, ellos tres son los que, a priori, la gente más puede identicarse y eso los demás integrantes lo saben bien, y por ellos los respetan, a veces en demasía.

En otro plano pero con una misma inmunidad aparecen dos jugadores natos como Jonathan y Nadia.

El pibe de Bernal es una máquina de generar intrigas, esparcir rumores e intuir o sonsacar a los demás los blancos hacia adonde atacar.

Por eso sigue sin recibir demasiados votos, aún a pesar de ser un foco de rumores y de críticas para con el resto. Sin embargo su posición ambivalente ante Jessica y Mariela puede jugarle en algún momento en contra adentro de la casa, y afuera mucho más. Pero todavía eso está sólo latente.

La otra intocable es Nadia y su juego está tan bien reservado que nadie se da cuenta de sus estrategias. Hace rato fue la culpable de la expulsión de Vanina y la contínua nominación de Marianela, ambas ex confidentes y cercanas. Además el disparador de esa pelea fue un hecho que nunca quedó claro, ni se probó.

Luego llevó agua para su molina, cuando se fue Damián, poniéndose de nuevo en el lugar de víctima, en esto caso de una supuesta historia de amor que nunca ocurrió.

Con esa estrategia de victimización, mantiene siempre el alto perfil entre sus compañeros aún a costa de mantenerse siempre en el centro de la escena.

En la casa se viene nuevas reorganizaciones de grupos pero los candidatos fuertes están hace rato.