Esta semana, los chicos del reality más famoso fueron sometidos al programa de reconocimiento de voz para ver si decían la verdad o no. Hubo nervios y respuestas y efectos inesperados. ¿Cuánto de verdad hay en este nuevo detector de mentiras? ¿Es infalible el software utilizado?
A Gran Hermano 2007 llegó el detector de mentiras y ahora, las acciones y palabras de los chicos están bajo la lupa. ¿Es posible mentirle a la propia máquina y a Gran Hermano? ¿O desde que la nueva adquisición de Telefe empezó a funcionar en el confesionario, los chicos tienen que decir la verdad y nada más que la verdad?
Minutouno.com consultó a una especialista para conocer los detalles de una prueba que, agiornada a los tiempos que corren -hoy funciona con un software-, tiene años y ha provisto grandes momentos en la televisión argentina.
Esta semana, el programa de computación llamado LVA o Voicegraph salió a escena. Un productor de GH viajó a Australia y se trajo el novedoso soft, que ya fue utilizado en la versión del reality en ese país, sólo para saber si los participantes dicen o no la verdad. Pero… ¿cómo funciona el nuevo chiche?
Si la persona que se somete al programa es muy sensible o no a determinadas emociones, los efectos de las respuestas pueden que no sean los esperados.
“Cuando una persona miente se instala en su cerebro un mecanismo de estrés, a nivel inconciente, que produce moficaciones en el cuerpo de manera automática, por ejemplo, en la expresión facial y en la voz; como el programa funciona con las modificaciones vocales, todo lo que provoca la mentira, como la sudoración y la aceleración de respiración, se ve reflejado en la voz”, sostiene María Elena Vaccari, fonoaudióloga y especialista en pericias judiciales dedicada a la investigación de la voz.
El tema es si se puede o no mentirle al propio soft. Para Vaccari, “eso es muy difícil porque lo emocional es complicado de manejar a nivel consciente”. “Hay gente que está muy entrenada en yoga y meditación y controla mucho más esa situación de la mentira; también alguien que esté muy acostumbrado a mentir. Pero es difícil porque las respuestas transmiten modificaciones al cuerpo: postura, músculos, frecuencia cardiaca tensión sanguínea respiratoria”.
Claro, uno puede preguntarse si este programa es serio o no, pero al parecer, si en “Estados Unidos y en Europa lo utilizan para intentar resolver casos judiciales y policiales”, la respuesta puede ser más que obvia. Sin embargo, la duda nos queda al ver que se aplica en los participantes de Gran Hermano. “El programa parece serio, según los conceptos en los que está basado: utiliza 120 parámetros vocales, que son pequeños indicadores como el timbre, la frecuencia, la intensidad, el acento de la frase, entre otras. Lo que pasa es que en un sí o un no es más complicado para comprobar; es mejor una frase larga para ver las modificaciones de la voz”, cuenta la docente de la UBA.
“Cuando una persona miente se instala en su cerebro un mecanismo de estrés, a nivel inconciente, que produce moficaciones en el cuerpo de manera automática".
Es que las preguntas que GH le hizo a los chicos requería respuestas cerradas, es decir un sí o un no. Y esa imposibilidad de explayarse fue algo que molestó a los chicos. “Con el programa se analiza el ancho de banda –explica la especialista- y con toda esa información se toman muestras, se calculan estadísticas y se determina una probabilidad de que la persona mienta o no….Si marcara una barra sola de verde dice la verdad pero con porcetanje inferior a si marca tres casilleros de verde.”
No todo es verde y rojo, también hay grises
Si la persona que se somete al programa es muy sensible o no a determinadas emociones, los efectos de las respuestas pueden que no sean los esperados: “El programa tiene sus grises, si una persona es muy hábil a las emociones, las mentiras y verdades se van a notar más; ahora si una persona está acostumbrada a mentir puede que no se detecte. La duda es si con los indicadores vocales que usan, las respuestas son verdaderamente efectivas”.
“Las primeras preguntas suelen ser obvias para tener los auténticos parámetros de mentira y verdad; una pequeña muestra”, afirma María Elena Vaccari
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